Te gusta que esté a tu lado,
te gusta mi canto alado
aunque tú no me lo digas, mi amor;
eres triste peregrino
amas la gloria del trino
y yo soy un ruiseñor…
La misma fuente murmura
tu ventura fuente murmura
aunque tú no me lo digas, mi bien;
y aunque no me digan nada
ni tu voz ni tu mirada,
todo tú me dice: «Ven!».
Alguna cercana noche
o alguna noche lejana
romperá mi pico el broche
secreto de tu ventana.
y con las alas tendidas
para remontarte en ellas
llevaré nuestras dos vidas
a fundirse en las estrellas.
Verás que dulce fulgor
aunque tú no me lo digas, mi amor.