PENSAR Y VIVIR EN LIBERTAD
«Para los hombres es imposible, pero no para Dios,
porque para él todo es posible».
Mateo 19, 26
Todo límite nos desagrada; tal vez porque tengamos
sed de infinito.
Educa a tus hijos poniéndole sus límites, si no quieres
que se pierda como agua derramada sobre la arena.
Cuando lloras expresas tu impotencia ante algún
límite infranqueable; y cuando te alegras manifiestas
tu bienestar en tus fronteras.
Mientras no descubras y aceptes tus límites, chocarás
con los otros sin encontrarte con ellos.
Tus limitaciones de criatura son la orilla donde te
espera Dios.
Tal vez nuestro culto idolatríco a la ciencia, esconda
nuestro secreto, deseo de omnipotencia.
Los límites señalan donde algo acaba y también donde
algo comienza. La muerte es el último límite de tu vida…
¿dónde termina lo que eres o comienza lo que aún te
falta ser?
En el seno de tu madre no conocías tus límites y vivías
«confundido». A muchos les sigue sucediendo lo mismo
mucho tiempo después de haber nacido.