ASOMBRARNOS

¿ COMO NO asombrarnos de que consideremos
triviales esos diminutos signos negros plasmados
en el papel? Esos diferentes caracteres gráficos
dispuestos en incontables conbinaciones que lla-
mamos palabras, sin vida hasta que la mirada de
alguien se posa en ellos. Y entonces ocurre el mi-
lagro: a través del nervio óptico, casi a la velocidad
de la luz, los minúsculos signos se disparan hacia el
cerebro, donde se decodifican de manera instantá-
nea y se vuelven ideas,  imágenes, conceptos, signi-
ficados. Quien los mira también tiene transforma-
ciones. Los pequeños caracteres negros pueden
hacerle sentir amor u odio, reir o llorar, luchar o
evadirse. Y ¿ como llamamos a esta increíble serie
de vivencias? Lo llamamos lectura.
La palabra hablada fluye y pasa; la escrita, queda…
perdura. Puede consultarse una a otra vez.. y siempre

-Arthur Gordon