ÁNGELES

Hoy quiero compartir  algo que leí y creo que 
es un placer,  para todos aquellos que visitan 
este espacio. TesyAngelical.

ARCÁNGEL MIGUEL. 
El arcángel Miguel es en muchas ocasiones con-
fundido con Jehová, debido a que su nombre en
hebreo significa << él  como Dios>>.
El arcángel Miguel  se representa normalmente
con la espada de fuego, como un temible guerrero
que cumple las órdenes dictadas por el Creador;
sin embargo, un arcángel es a su vez misericordioso,
preocupado por el hombre y su buen asenso hacia la
divinidad.
El el ángel de la Iglesia, el capitán general de las huestes
del cielo y el protector de la nación judía primero y del
cristianismo después. Durante el Renacimiento se repre-
sentaba  con frecuencia  en pintura y escultura; aparece
joven, hermoso y, la mayoría  de las veces, vestido con
deslumbrantes cota de malla, espada, lanza y escudo.
Según una colección de escrituras apocalíptica como los 
Libros de Enoch, Miguel y su comando de tropas fieles
derrotaron el árcangel Lucifer y sus seguidores, echan-
dolos al infierno.

Aprender a vivir «Con los otros»

Esfuérzate en vivir en paz y en buenas relaciones
con todo el mundo.
Aunque  los demás te declaren la guerra, no aceptes
la batalla.
Y esto no es cobardía, ni entregarte vencido, ni some-
terte; sino todo lo contrario.

En cualquier reunión:
Ponte a  escuchar desde tu mente lo que otros dicen,
y a ver, tu modo  de ser, lo que hay  a tu alrededor.
Sé receptivo y activo, sin perder tu personalidad.

Una falta corriente:
Que en una reunión dirijamos nuestras palabras
a una sola persona, siempre la misma.
Como si las demás  personas no contaran, ni estu-
vieran presentes.

Los hay que siempre desvían  las conversaciones
que eran interesantes.
Para ésto -eternos «vedettes» -sólo es interesante
la conversación  en la que ellos son los únicos
autores  y actores.

Conversar no es precisamente  un monólogo.
Ni un intercambio en «lineas paralelas» de dos
monologan tes.

Curioso  fenómeno :
El que en un grupo se»metan» con alguno que
eligen -consciente  o inconscientemente-, para
el papel de victima»
Es una manera de descargar  la ansiedad, o la
propia culpa sobre las espaldas de otro.

Aunque muchas reuniones sociales sean una 
perdida literal de tiempo, conviene que no te
niegues radicalmente a todas ellas.
Piensa que es un ejercicio de sociabilidad, que
mejora «algo» tu carácter.

Curiosamente, son los que no saben escuchar,
los que siempre se quejan de que a ellos nadie
les escucha.

En una reunión, todos  se disputan poder hablar
con el que sabe escuchar.
Y a éste le suelen hablar varias personas a la vez.

De entrada escucha a todos.
A todos, menos al que sólo le gusta criticar por
criticar, hablar por maledicencia.

Con ciertas personas, te ves forzado a repetir
varias veces la misma pregunta.
Y no es que no te hayan oído, es que no te con-
ceden su atención  y consideración.
No eres importante para ellos, y lo mejor es que
no pierdas el tiempo.

Huye  de los que hablan por hablar.
Si desprecian el tesoro de su tiempo, no permitas
que te roben el tuyo.
Los charlatanes deberían tener un lugar para po-
der hablarse a sí mismos, en lugar de pretender
estorbar a los demás.

Sólo  sabe escuchar bien, aquel que no quiere ser
protagonista.
Con frecuencia es el que tiene más que decir.
Y al que deberían  oír todos.

Convivir, no es un verbo fácil de conjugar en la vida.
Entro yo, entras tú, entran ellos, entran todos.
Muchos inquilinos para una casa pequeña.
Pero es mejor que vivir  solitario en una casa grande.

Aprende a vivir «Con los otros»

Si algo te va bien, no lo proclames en todas
partes y ante cualquiera.
Hay oídos que prefieren saber que las cosas
te van mal. Desgraciadamente es así.

Es una lastima no poder compartir con todos
los demás, la alegría de un éxito o la satisfac-
ción  de un buen resultado.
Pero, a veces, entre profesionales del mismo
campo o entre competidores, no se puede.
La envidia está presente en todas partes.

Cualquier ilusión o referencia que otros hacen
de nuestra persona, toca «diana».
Para alegrarnos, o para entristecernos.

Cuando alguien te dice algo negativo, sé cons-
ciente de que no te agradará  y que provocará
tu disgusto.
Si aceptas este sentimiento como normal, pro-
drás  continuar la conversación más sereno, y
podrás discutir tranquilo la verdad de lo que te
dicen.

Ninguno es indiferente a la opinión que los otros
tienen de él.
Cuando esta  opinión se dice en público, todavía
nos interesa más.

No digas que no sabes que contar.
Di que no das importancia a lo que sientes o
piensas.
Tal ves crees que los demás no van a intere-
sarse por tus sentimientos y pensamientos.
Y por esto te callas.

No seas tan «misterioso» para los que viven
contigo.
Mejor es que puedan conocerte bien y tal
como eres.
Lo que sea «malo», quedará sin duda equili-
brado  -con ventaja- por lo «bueno»que hay
en ti.

No nos diferenciamos en algo, sino en todo, o
casi todo.
Por ejemplo, la vida nos va separando los gus-
tos, porque los gustos personales crecen y cam-
bian, como crecemos y cambiamos nosotros.
Los sentimientos -si son buenos- generalmente
acercan  a las personas.
Loa juicios -tanto si son malos, como si son bue-
nos- suelen separarnos.

 

«Actitud INOFENSIVA»

Toma una actitud INOFENSIVA
Tomar una actitud inofensiva requiere una
apertura a los niveles superiores de nuestra
conciencia. Ser inofensivo es una de las actitu-
des más necesarias en el Planeta Tierra hoy en
día . Cuando reconocemos el poder creativo
que tienen nuestros pensamientos y palabras,
comenzamos a abstenernos de acciones y pala-
bras que puedan causar daños a los demás.
La vida fluye sin obstáculos y nuestro Ser se
armoniza con actos amorosos en los cuales la
palabra y los gestos jamás  son usados para las-
timar o generar acciones desatentas.

Sugerencias prácticas para una actitud inofensiva.
. Escoge un día de la semana para prestar total
atención  a tus palabras. Trata de hablar sólo lo
que sea necesario.
. Sonríe más. Relaja los músculos del rostro in-
tencionalmente.
. Empéñate en cultivar pensamientos positivos
y constructivos. De este modo, no causarás da-
ños ni a ti mismo ni a nadie.
.Acuérdate, por lo menos una vez al día, de agra-
decer a todos los seres de la Naturaleza que parti-
cipan,  directa o indirectamente, de tu vida dándote
apoyo y nutrición.

 

Aprender a vivir con los otros

En el fondo, prescindiendo de prejuicios y
miedos, todos deseamos ser amigos.
La lástima es que estos «fondos» no siempre
sale a la superficie.

Abrimos los unos a los otros, nos cuesta.
Tememos que nuestro interior desagrade a la
otra persona y, como resultado, se aparte de noso-
tros. Por ello no llegamos a una sincera amistad.

No vaciles en decir:
-Me gusta lo que has dicho, o lo que has
hecho.
No guarde este sentimiento agradable sólo para ti.
Se lo  debes a los demás.

La soledad, no tiene nada que ver con estar rodeado
de personas, o no estarlo.
La soledad, depende de sentirse o no sentirse escuchado,
aceptado y comprendiendo por los demás.

No siempre los demás te regalarán palabras agradables:
lo corriente es lo contrario.
A veces creerán hacerte un bien, a veces desearán hacerte
mal.
Y es posible que no pretendan ni lo uno y ni lo otro.

Entre nosotros:
Nos es duro decir que «no».
Nos es más cómodo decir que «sí».
Decir que «no», a veces nos causa angustia, porque
requiere decisión  y carácter.

La misma palabra dicha por dos personas distintas,
puede no significar lo mismo.
Lo corriente, es es que signifiquen cosas distintas.

A veces es difícil entender a otro simplemente porque
habla en voz baja y no le podemos oír bien.
En estos casos, solemos disimular y no decimos nada;
pero sería más lógico expresar que no podemos oír lo
que dice.

La tendencia a sentirse superior a otra persona, estar
por encima de ella, valer más, explica muchas reacciones
anormales.
Por ejemplo, la absurda anulación y competencia disimu-
lada entre amigos.
O el juego social de criticar y encontrar «peros» en las vidas
de los demás.

Muchos caemos en este error:
Suponer que lo que hemos dicho, el otro lo ha oído y enten-
dio perfectamente.
Pero en la realidad, entre «decir», «oír» y «entender», media
un largo camino, que no recorren todos con la misma facili-
dad.

 

.

 

Aprender a vivir, Con los Otros

Qué fácil es sonreír a otra persona cuando
nuestra cara está sonriente!
¡Que difícil cuando necesitamos lo mismo
que otros necesitan!

El silencio, por sí mismo, no comunica calor,
intimidad, simpatía, comprensión.
Pero puede tener todas estas virtudes, si viene
de un corazón amigo.

Cada día nos es más necesario encontrar a
alguien que nos sepa escuchar.
Y cada día resulta más difícil encontrar esta
persona singular.

Hay ojos que preguntan.
Hay ojos que contestan.
Pero lo que más se necesita, son ojos que
escuchen.

El que sabe escuchar, también necesita que
alguien le escuche a él.
Si no lo tiene, aún viviendo siempre rodeado
de personas, se encuentra solo.

Acepta mis variaciones de humor, como yo
acepto también tus variaciones de humor.

Ni yo soy sólo lo que mi estado de ánimo te
dice de mí, ni tú eres lo que alguna vez me
muestras de ti.

Las imágenes actúan dinámica mente, y pueden
transformar incluso nuestro ambiente y nuestra
relaciones.
Estas imágenes van buscando y seleccionando
«afinidades» a su alrededor, en el mundo de las
cosas y en el mundo de las personas.

Cuando queremos algo de otra persona, nos
presentamos como corderos mimosos.
Cuando ya lo tenemos, nos convertimos en
lobos rapaces.

Si otro tiene lo que tú necesitas, pídeselo;
pero no se lo exijas.
Y piensa siempre qué le puedes dar tú en
justa compensación.

Aunque algún día nos tengamos que alejar el
uno del otro, ahora podemos acercarnos inti-
mamente.
Y quizás esta intimidad perdure en ambos a
través de los tiempos y a pesar de todas las
distancias geográficas.